miércoles, 6 de abril de 2011

El burumbumbum de las calcomanías de la familia.

Estuve notando en las últimas semanas como se volvió un tema recurrente en las redes sociales lo de estas calcomanías que la gente pega en sus autos, mostrando de qué manera está conformada su familia. Y si algo me sorprendió, tanto como la gran cantidad de personas que adoptaron esta moda, es también, en contrapartida, la gran cantidad de personas que le bajaron la caña a la acción de darle uso al adhesivo.
Es normal, siempre que surge algo nuevo; están quienes se hacen rápidamente adeptos, estamos a los que nos da igual, y están los que odian el nuevo boom. La actitud que me llamó la atención es la de la gente a la que no le gustó el tema. Es una pavada, ¿verdad? Gente que pierde el tiempo quejándose por una boludés, así como yo estoy perdiendo mi tiempo hablando del tema también.
El fin es, dudo mucho que la gente que se queja tanto sobre las calcomanías estén ajenas a todo lo que de repente surge y “tiene onda”, dudo que no quieran comprarse las prendas del último grito de la moda europea, o dudo que no quieran el zapato o el champíón que todo el mundo se compra.
Es eso nada más, ser y dejar ser, si querés llenar tu auto con dibujitos de tu familia, de tus animales o de tus parientes lejanos, metele; y si no te gusta, dejá nomás que la gente a la que sí le gusta lo haga.
Como el tema es una pavada, no quiero escribir mucho hoy. Y si alguien quiere regalarme las calcomanías las acepto, quiero ver cómo va a quedar el auto de mi casa con papá, mamá, 6 hermanos y 3 perros. Todo el parabrisas trasero por ahí me va a tapar.

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